Participación ciudadana y formas de habitar conviviales

Mikhail Riches y lo que es importante para nosotros

La arquitectura es una disciplina atemporal, pero también sufre cambios a medida que se suceden los avances tecnológicos y sociales. Así pues, ¿cuáles son los asuntos a los que nos enfrentamos en la actualidad? En otras palabras, ¿qué hace que este momento sea arquitectónicamente especial?

La arquitectura es un arte social y, sin embargo, la desconexión social de nuestro tiempo es relativamente reciente, sobre todo aquí en el Reino Unido. Sabemos que la velocidad a la que circulan los coches por tu calle repercute negativamente en las posibilidades que tienes de conocer a tus vecinos. Las oportunidades que se le presentan a la arquitectura y el urbanismo para fomentar la cohesión social en un mundo que ya no gira alrededor del automóvil parecen contemporáneos. Pero lo cierto es que los arquitectos llevan años luchando con los automóviles. Acabamos de reformar el extraordinario complejo residencial Park Hill en Sheffield, construido a comienzos de la década de los 60. En este caso, las tan denostadas «calles en el cielo» fueron la respuesta a la cuestión de cómo vivir en calles habitables y lejos de los coches.

Reforma de viviendas sociales en casas pasivas. Sheffield, Reino Unido”
Reforma de Park Hill, Fase 2, Sheffield, Reino Unido, 2020, Mikhail Riches. Foto © Tim Crocker

Pero, sin ninguna duda, la gran «diferencia» que nos obliga hoy en día a un cambio de paradigma en nuestra forma de ver la arquitectura, es el colapso climático. ¿Cómo podemos desarrollar una arquitectura basada en «la durabilidad, la utilidad y el disfrute» que sea compatible con la incómoda realidad de que construir, caldear y refrigerar edificios es una de las principales fuentes de CO2?

La mayoría de nosotros llevamos a Le Corbusier y a Mies van der Rohe en nuestro ADN. Gran parte del lenguaje de la arquitectura «contemporánea» se basa en un despliegue de vidrio y hormigón, muy intensivos en carbono. Por muy incómodo que nos resulte, debemos abandonar estos hábitos. Tenemos que encontrar nuevos lenguajes arquitectónicos que se recreen en materiales y técnicas acordes con la edificación con bajas emisiones de carbono. En el pasado llegamos a hablar de experimentar un cierto «duelo arquitectónico» al dejar atrás nuestras raíces arquitectónicas. En su lugar, debemos aspirar a lograr una arquitectura socialmente comprometida y con bajas emisiones de carbono que sea al mismo tiempo fascinante. Si eso implica menos licencias escultóricas y menos superficies de vidrio, que así sea.

Teniendo en cuenta lo que sabemos hoy en día sobre los edificios y su efecto sobre el clima, cualquier tipo de «sensualidad» arquitectónica, o como quiera llamarse, no tiene sentido si se consigue a expensas del medio ambiente. Podemos y debemos hacerlo mejor.

Proyecto de passivhaus en viviendas sociales, Norwich, Reino Unido

Viviendas sociales en Goldsmith Street, Norwich, Reino Unido, 2019, Mikhail Riches. Foto © Tim Crocker

Un ejemplo de este nuevo enfoque es nuestro proyecto de arquitectura Passivhaus en Goldsmith Street, desarrollado para el ayuntamiento de Norwich. Consta de 105 viviendas sociales de baja altura y alta densidad (84 viviendas por hectárea) con el certificado Passivhaus. Este certificado implica altos niveles de confort térmico, así como un coste operativo y un consumo de energía muy reducido. Al estar «certificadas», sabemos que están bien diseñadas y correctamente edificadas. En su construcción se utilizó una estructura de madera prefabricada, que fue ejecutada in situ y rellenada con aislamiento de celulosa insuflado (papel de periódico reciclado). También utilizamos una cubierta muy robusta de ladrillos y tejas, algo muy común en la arquitectura vernácula de la región, pero lamentablemente con una importante carga de carbono. Aun así, al tratarse principalmente de celulosa y madera, el carbono incorporado en la construcción es relativamente bajo: 311 kg CO2/m2, en línea con los objetivos del RIBA para 2030.

El proyecto utiliza la tipología de vivienda más habitual en el Reino Unido, la hilera de casas adosadas. Esta forma de vivienda, muy democrática, ha sido objeto de disfrute de ricos y pobres en todo el país durante siglos, desde Belgravia a Newcastle. Cada casa tiene orientación sur para maximizar las ganancias térmicas solares. La anchura de las calles y las pendientes de los tejados se han diseñado cuidadosamente para garantizar una correcta penetración del sol en invierno. Proyectamos la urbanización con calles con una anchura de 14 metros, inspirándonos en las calles del siglo XIX de Norwich y otras localidades, todo un desafío a la normativa del Reino Unido, que establece una separación de 21 metros.

Modelo de passivhaus en Suffolk, Reino Unido

Viviendas Clay Field, Elmswell, Suffolk, Reino Unido, 2009, Mikhail Riches. Foto © Tim Crocker

El plan de control y aprovechamiento solar procede de un proyecto anterior de Mikhail Riches: Clay Field en Elmswell, Suffolk. Tras finalizarlo en 2009, un proyecto de investigación de posgrado determinó que, de las iniciativas verdes que habíamos aplicado (hormigón de cáñamo pulverizado, biomasa, calefacción urbana, plan de control y aprovechamiento solar), la más exitosa sin duda había sido la estrategia de orientación solar.

En Norwich utilizamos un enfoque muy similar. Tuvimos que prescindir de grandes superficies de vidrio. En su lugar, exageramos el tamaño de las ventanas en las fachadas utilizando un gran rehundido. Instalamos persianas de aluminio en las ventanas con orientación sur para bloquear el sol en verano. Las hileras de casas pasivas adosadas terminan en pisos innovadores. Cada piso tiene su propia puerta de entrada al nivel de la calle y su propia escalera de acceso. Se eliminaron los ascensores y los elementos comunes internos que son muy costosos de mantener. Este enfoque se basa en los beneficios sociales de varias ideas: Se da prioridad al juego de los niños en la calle al crear pasajes seguros en la parte trasera de las casas; las puertas de entrada a cada lado de la calle están enfrente unas de otras; la velocidad de los coches está limitada; los peatones y los ciclistas tienen prioridad. A solo diez minutos a pie de Norwich, pudimos ofrecer una proporción de 0,7 vehículos por vivienda. Diseñamos aparcamientos en línea, evitando el impacto negativo de los accesos individuales o de los aparcamientos en los patios comunes de las viviendas.

Tras finalizar el proyecto de Goldsmith Street, hemos continuado profundizando en esta estrategia. Un ejemplo serían los planes para la ciudad de York, que toman el ADN de Goldsmith Street como punto de partida, utilizando la certificación Passivhaus como «campo base» para lograr el carbono cero en las viviendas del Reino Unido.

Imagen principal: Viviendas sociales en Goldsmith Street, Norwich, Reino Unido, 2019, Mikhail Riches. Imagen © Tim Crocker